En el norte de la provincia de Cáceres se extiende el Valle del Ambroz, un rincón de Extremadura de atractivo paisajístico y pueblos con historia, buena mesa y bella artesanía. Con 235 kilómetros cuadrados y alrededor de 13.000 habitantes, esta comarca natural está atravesada por el río que le da nombre y la cubren frondosos bosques surcados por arroyos y senderos que pueden recorrerse a pie, en bicicleta, a caballo e incluso en carro.
Otoño es, tal vez, la mejor época para visitarlo, cuando los castaños, hayas y abedules se tiñen de tonos ocres y las setas recién brotadas enriquecen su gastronomía. Además en esta época tiene lugar el festival «Otoño Mágico de Ambroz», que incluye conciertos, muestras gastronómicas y rutas senderistas, entre otras muchas actividades.
El eje de esta ruta es la autovía A-66, que corre paralela a la antigua Vía de la Plata, el camino que en tiempos romanos unía Sevilla con Gijón. Hervás es la principal localidad de la comarca y un buen punto de partida. El centro del pueblo lo ocupa la plaza porticada de La Corredera, en cuyos mesones se pueden degustar platos típicos como el zorongollo (pimientos con tomate y ajo) y la caldereta extremeña de cabrito, catar los tintos de pitarra (vinos que envejecen en estas tinajas de barro) y saborear las perrunillas, el dulce por excelencia de la zona. También merecen una visita la iglesia renacentista de Santa María, la barroca de San Juan y el palacio de los Dávila (siglo XVIII). Aunque si por algo es famoso Hervás es por poseer una de las juderías (XV) mejor preservadas de España, declarada Conjunto Histórico Artístico en 1969.
El Cáceres más rural
Vista desde el castañar de la aldea de La Garganta. Al fondo, el embalse de Baños.
La Chorrera
Cascada La Chorrera, cerca de la fuente del río Ambroz
Montemayor
Termas romanas en Baños de Montemayor
Hervás
En la zona más alta del pueblo se erige la iglesia-castillo que los caballeros de la orden del Temple construyeron en el siglo XIII.
El Barrio Judío de Hervás
Además de ser un buen ejemplo de la arquitectura de montaña cacereña, Hervás posee uno de las juderías mejor preservadas del país. Pasear hoy por sus calles sinuosas y estrechas, entre casas encaladas con balcones voladizos y recias puertas de castaño, permite imaginar cómo era vivir allí en el siglo XV.